Ya sé que estamos en el 2014 eh? Pero nuestra historia transcurre en el 2013.
El año pasado la última semana de octubre se complicó de una manera... amazing (cómo diría Dipan). Estábamos preparando una cena con los compañeros de trabajo en casa en realidad una excusa para poder hacer la tarta cementerio, cuando unos días antes escuchamos un ruido en la cocina cuando llegamos uno de nuestros armarios se había caído.
Como podéis observar nuestros armarios son nuevos, nuevos. |
Aquí el causante del problema |
Esto pasó a la una y media de la mañana, así que a esas horas de la noche Dipan y yo nos pusimos a vaciar los armarios de la cocina. EL ARMARIO DE LA COCINA. Un armario lleno de cristalería, que aún no sé como no se rompió nada y comida. Y nosotros buscando donde meter las cosas a las dos de la mañana y alucinando porque Miwi seguía como un tronco. Menos mal que este niño cuando decide dormir nada lo despierta.
Los siguientes días estuvieron marcados por el "que c*j*n*s hacemos con el armario". Una de las bonitas cosas de vivir de alquiler es que estas cosas se las tienes que comentar al propietario. Este primero intentó que aprovecháramos que se había caído el armario para remodelar toda la cocina. Yo me negué en redondo porque la idea de meterme en obras en un piso que no es mio con un bebé de diez meses me producía urticaria. Una vez aclarado que no haríamos obras el propietario nos pidió que avisáramos a la compañía de seguros. La compañía nos dijo que ellos no tenían nada que ver en esto. Y nosotros con el armario colgandero en la cocina. Al final vino un señor a arreglar el armario con la ayuda de mi suegro.
Estuvimos varios días pendientes de la compañía, el señor que venía a ver si lo arreglaba, el señor que volvía para arreglarlo y al final ni pude comprarle un disfraz a Miwi ni celebrarlo. Pero este año me voy a resarcir así que estás dos últimas semanas de octubre el blog se vestirá de Halloween.
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