Hoy terminan las vacaciones de Miwi, las mías pasado mañana. Porque mañana él sale a la una y con los horarios felices de Dipan y míos la única forma de estar allí es pedirnos fiesta uno de los dos. Me quejo pero con la boca pequeña, me gusta compartir con él ese día. Llevarlo al cole con calma, algo que sólo pasa una o dos veces a lo largo del curso escolar. Recogerlo temprano e irnos a comer por ahí y si puede ser ver una peli en casa e ir al parque o a la piscina por la tarde. Un día que no parezca el principio de algo malo sino el comienzo de algo bueno.
De los dos la que tiene más ganas de volver a las rutinas soy yo. Pero las rutinas signífuga que cada vez está más cerca el otoño y por primera vez el otoño me preocupa. El del año pasado fue bastante malo y no guardo un buen recuerdo. Me da miedo que sea igual y que no sepa manejarlo. Me intento convencer de que la Eva de ahora no es la misma que hace un año. Pero no sé si es verdad.
De momento he decidido retomar el blog, porque poner mis cosas por escrito siempre me ha ido bien. Me ayuda a poner las cosas en perspectiva lo que si que voy a hacer en cuanto pueda acceder al ordenador o la tablet es cerrar los comentarios. Nunca me entero de cuando alguien me comenta y encima me agobian mucho así que fuera comentarios, fuera motivo de agobio.
El post de hoy está escrito desde el móvil que es lo más incomodo que he visto para blogger mañana cuando lo lea en el ordenador ya lloraré por mi impulso.
11 de septiembre de 2018
No sé cómo llamarte
Publicado por
Eva
en
18:20
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3 comentarios:
buen post
Buen blog, y muy interesante de leer
buen post
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