Dos maestros de ajedrez jugaron cinco partidas, cada uno ganó y perdió el mismo número de partidas pero ninguna terminó en tablas. ¿Cómo es posible?
Buen finde a todos
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Me gustan mucho las manualidades y la artesanía así que este año decidí que un regalo sería completamente artesanal. Además de unos pendientes muy sencillos pero resultones que hice para las mujeres de mi familia. Mi regalo estrella fue un broche (muy chiquitito) en forma de lazo para mi madre, esta hecho con delicas en plata y morado.
Sé que es lunes y que ayer ya colgué la sección de humor de los domingos pero es que mi semana laboral empieza mañana. Después de 11 días de vacaciones ^_^ mañana volveré a mi trabajo T_T; a los usuarios que me gritan, a esperar que no se me hayan olvidado las claves o se me rompa el ordenador. Vamos que quiero, en mi optimismo que mañana vaya todo bien y por eso me he colgado un chiste, para animarme.
Un hombre entra al confesionario en una Iglesia.
- Padre,... me quiero confesar.
- Si hijo, dime: ¿Cuales son tus pecados?
- Padre... he sido infiel a mi esposa... soy productor de cine y la semana pasada me acosté con Jennifer López; y en esta semana he tenido una orgía súper ardiente con Cameron Díaz y Cindy Crawford, ....con las dos a la vez.
- Lo siento hijo, pero no te puedo absolver.
- Pero... ¿Por qué no Padre? si la misericordia de Dios es infinita.
- Si huevón, pero ni Dios ni yo te vamos a creer que... ¡¡¡Estás ARREPENTIDO!!!
Mi regalo ya está en casa.
Un barman tiene dos botellas exactamente iguales. Una contiene 1 litro de ron y la otra, 1 litro de ginebra. Llenamos una taza en la botella de ron y la vaciamos en la del ginebra. Después de mezclar bien el líquido, llenamos la misma taza en esa última botella y la vaciamos en la botella de ron. Ahora hay otra vez 1 litro de líquido en cada una de las dos botellas. ¿Hay más ginebra en el ron o más ron en la ginebra?
Los Reyes Magos son verdad
Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escucharle como todos los días lo que su hija le contaba de sus actividades en el colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con miedo, le dijo:
- ¿Papa?
- Sí, hija, cuéntame
- Oye, quiero... que me digas la verdad
- Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido
- Es que... -titubeó Blanca
- Dime, hija, dime.
- Papá, ¿existen los Reyes Magos?
El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.
- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?
La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo:
- ¿Y tú qué crees, hija?
- Yo no se, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso.
- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero...
- ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado!
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca .
- Entonces no lo entiendo. papá.
- Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.
Blanca se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:
- Cuando el Niño Dios nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.
Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal:
- Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?
- ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero. no podemos tener tantos pajes., no existen tantos.
- No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.
- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.
- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños? -preguntó Dios.
- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes.
- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?
- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres.
- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír:
- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.
Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo:
- Ahora sí que lo entiendo todo papá. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado.
Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía:
- No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero.
Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.
Una viejecita pregunta a su marido moribundo:- Viejecito mío, después de 40 años de casados, sácame de una curiosidad: ¿Me has engañado alguna vez?- Si querida, una sola vez. ¿Recuerdas la secretaria que tenía cuando trabajaba en la fábrica? Margarita , ¿creo que se llamaba?- Si, la recuerdo.-Pues ese "cuerpecito" fue todo mío.Segundos después, él le pregunta:- ¿Y tú, viejecita, me has engañado alguna vez?- Si mi Viejecito, una sola vez. ¿recuerdas cuando vivíamos en la Calle Andrade frente al Cuerpo de Bomberos?- Si me acuerdo. Contesta el moribundo.- Pues aquel "cuerpecito" fue todo mío.