1 de agosto de 2007

La mujer y la dictadura franquista I

Hace un tiempo me llegó un correo electrónico que recogía alguna de las ideas que tenía la dictadura de Franco sobre la educación y el papel de la mujer en la sociedad. Me gustaría compartirlas con vosotros durante unos días, como las imágenes se ven bastante pequeñas debajo os he transcrito lo que dice.



Dentro de la foto: La Sección Femenina de la Falange, como ofrenda al Caudillo, ha dado a todas sus afiliadas la consigna de que cada una de ellas confeccione una canastilla destinada a las obreras sindicadas y campesinas y demás madres necesitadas.

Debajo: A través de toda la vida, la misión de la mujer es servir. Cuando Dios hizo el primer hombre, pensó: "No es bueno que el hombre esté solo". Y formó a la mujer, para su ayuda y compañía, y para que sirviera de madre. La primera idea de Dios fue "el hombre". Pensó en la mujer después, como un complemento necesario, esto es, como algo útil.





No hay que tomar el deporte como pretexto para llevar trajes de deporte escandalosos. Podemos lucir nuestra habilidad deportiva, pero no que estas habilidades sirvan para que hagamos exhibiciones indecentes. Tampoco tenemos que tomar el deporte como pretexto para independizarnos de la familia, ni para ninguna libertad, contraria a las buenas costumbres.






Cuando estéis casadas, pondréis en la tarjeta vuestro nombre propio, vuestro primer apellido y después la partícula "de", seguida del apellido de vuestro marido. Así: Carmen García de Marín. En España se dice señora de Durán o de Peláez. Esta fórmula es agradable, puesto que no perdemos la personalidad, sino que somos Carmen García, que pertenece al señor Marín, o sea, Carmen García de Marín.







La vida de toda mujer, a pesar de cuanto ella quiera simular -o disimular- no es más que un eterno deseo de encontrar a quién someterse. La dependencia voluntaria, la ofrenda de todos los minutos de todos los deseos y las ilusiones, es el estado más hermoso, porque es la absorción de todos los malos gérmenes -vanidad, egoísmo, frivolidades- por el amor.


Los textos se merecen muchos apelativos, aunque no se puede olvidar el contexto en el que fueron escritos, una dictadura salida de un golpe de estado y una guerra civil; que trató de mantener una visión de la mujer anticuada relegando los derechos que se habían consquistado y confinandola al hogar como esclava del marido.

Escuchando Cecilia - Dama, dama

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